Nueva reseña de «La edad ganada». Revista Contrapunto por Fabiola Stolian

De aquí y de allá (Contrapunto 22-23)

Filosofía actual

¿Cómo encontramos la felicidad? ¿Es posible conocernos a nosotros mismos a través de los demás? ¿Existe la individualidad? Estas son algunas de las preguntas que la autora nos plantea en su novela, una novela breve pero que nos enseña un análisis diferente de la época de la España reciente. Mar Gómez Glez (Madrid, 1977), autora de la presente novela La edad ganada, es una profesora universitaria y conocida autora de novelas, pero especialmente de teatro, por el que obtuvo los premios Calderón de la Barca en 2001 y Beckett en 2007. Además de sus obras teatrales, escribió Abecedario (2005), una obra infantil, y la novela Cambio de sentido (2011). En La edad ganada, la autora nos cuenta la vida de una joven cualquiera de clase media: su infancia, su adolescencia, su paso por la universidad, hasta su llegada a Estados Unidos. La protagonista busca su lugar en el mundo y para eso está siempre huyendo: de su cuerpo, de su familia, de su país. La huida es consecuencia de su pensamiento individualista, que convierte a los demás en motivos de la desgracia propia. Sin embargo, y con el tiempo, será más complicado alejarse de los demás; primero le basta con interactuar con animales y convertirse en un hongo pero posteriormente solo podrá hacerlo huyendo del país. La búsqueda de su lugar en el mundo es la meta que más obsesiona a su protagonista, que descubrirá que eso solo lo logrará cuando se acepte a sí misma, sin reservas. La novela presenta una dicotomía entre un sistema de valores individualista y social. ¿Deberíamos vivir en convivencia con los demás o vivir solamente bajo nuestros preceptos? ¿Ser egoístas o altruistas? ¿Dejarnos dominar por las circunstancias o elegir? Es la gran pregunta de nuestro siglo. Los grandes males de la sociedad española se deben al egoísmo y a la dependencia social, por lo tanto, la respuesta a nuestros males sería un sistema de valores equilibrado: convivir con los demás y asumir nuestra parte de culpa pero ejerciendo al mismo tiempo una mirada crítica a las costumbres sociales, no dejándose dominar frente a los grandes males sociales: el acoso sexual, el machismo, todas las relaciones no igualitarias, en resumen. La gran virtud de la novela es su mirada cercana a los personajes, mirada que nos hace sentir como propia el dilema y las experiencias de la protagonista. El narrador es en tercera persona pero no le quita intimidad al relato. Es una novela tremendamente introspectiva, se centra especialmente en los pensamientos de la protagonista, pero sin dejar de lado las relaciones sociales de la protagonista, que tienen mayor importancia de la que parece. Este recurso nos recuerda al utilizado por Adelaida GarcíaMorales en su famoso relato El sur y no es casual pues al igual que en el famoso relato la visión es femenina, que aun hoy en día es diferente a la masculina; la vulnerabilidad femenina frente a la masculina la observamos en el acoso que sufre la protagonista. No sabemos el nombre de esta y tenemos nociones vagas de su físico. Esta falta de definición no es casual pues a través del personaje, la autora pretendió reflejar una problemática social. Esta novela es recomendable tanto por su propósito como por su forma. El narrador absolutamente omnisciente pero cercano, el lenguaje cuidado y culto y las referencias a otras grandes obras que relatan un punto de vista femenino nos hablan de una gran novela y de una escritora habilidosa.

Reseña de Fabiola Stolian

Revista Contrapunto. Universidad de Alcalá de Henares. Número 22-23, octubre 2015

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