«La edad ganada» el primer libro de la nueva etapa de Caballo de Troya

La Las dos primeras novedades de la nueva etapa de Caballo de Troya: «La edad ganada» de Mar Gómez Glez y «Sin música» de Chus Fernández. Anunciadas a través de la entrevista que Alberto Olmos publica en Lector Malherido a quien es este año su editora, Elvira Navarro. En la entrevista se habla de la nueva etapa de la editorial y de cómo se están seleccionando los manuscritos. Aquí el enlace a la entrevista y un fragmento de la misma:

Link: http://www.malherido.com/actualidad/elvira-navarro-en-la-mala-entrevista

LA MALA ENTREVISTA: ELVIRA NAVARRO

Esta segunda entrega de La mala entrevista está dedicada a una mujer. Creo que eso despeja todas las dudas sobre nuestro compromiso político y social y de género, y que amamos el 15M y reciclamos convenientemente toda la basura que producimos. ¿No?

Elvira Navarro ha publicado tres libros, uno en Caballo de Troya y dos en Random House. Durante 2015, será la editora del pequeño sello que comandaba Constantino Bértolo, ahora un poco más pequeño, pero siempre caballito de batalla.

Hablamos con ella sobre la inminente llegada a librerías selectas de nuevos autores y nuevas voces.

Hola, Elvira. ¿Cómo estás?

Muy bien, gracias.

Lo primero que me sugiere preguntas es la inminente aparición de una novela que inaugura la nueva etapa de la editorial Caballo de Troya. ¿A qué autor le corresponde dicho honor? ¿De qué trata su novela? (Más: ¿es su elección como número 1 de tu catálogo una declaración de intenciones?

Bueno, no querría que nadie cargara con mis intenciones, sino más bien que haya una confluencia de las mismas. El primer libro de la nueva etapa de Caballo de Troya es La edad ganada, de Mar Gómez Glez, que trata de los roles que nos asignan en la familia y que se convierten en la estructura de nuestra vida como nos descuidemos. Dicho de una forma más sociológica y pedante: trata de la genealogía de las sumisiones aceptadas y las insumisiones abortadas (o no), consciente o inconscientemente, por una joven de clase media española. Saldrá en febrero.

¿Puedes anticiparnos más títulos del sello para 2015? ¿Qué asuntos y géneros saldrán?

El libro siguiente, que saldrá en marzo, es una novela: Sin música, del asturiano Chus Fernández. Trata de un niño que descubre que sus mayores no son héroes. Normalmente este tipo de narraciones que confrontan el mundo infantil con el de los adultos suelen preguntarse qué tipo de espejo son los padres para los niños. Me gusta mucho el libro de Chus porque, amén de otras cosas, le da la vuelta al conflicto: su texto plantea qué tipo de espejo es un niño para sus padres. Tengo planeados dos libros más: uno que no es ni un ensayo, ni una novela, ni un libro de cuentos ni poesía, pero que transita entre todos esos géneros para abordar el tema de la identidad, y un libro de relatos cortos (dos o tres páginas de media, aunque algunos cuentos son más largos) de una mexicana. Sobre estas dos últimas obras no quiero (no debo) adelantar mucho más. Me falta encontrar otros cuatro libros. Y bueno, algo hay ya. Estoy procurando que el catálogo sea variado.

¿En qué medida afrontas la tarea de continuar la labor de Constantino Bértolo? Él estuvo diez años al frente de Caballo de Troya. ¿Consideras que estás siguiendo un criterio continuista o rupturista respecto a los libros que salieron bajo su dirección?

Probablemente si yo supusiera una ruptura con respecto a lo que ha hecho Constantino Bértolo no habría publicado en Caballo de Troya. Creo, aunque quizá Constantino no esté de acuerdo, que hay una afinidad en nuestra mirada, lo que no quita que existan diferencias. Sé que esto que te digo es muy general, y que a veces las cuestiones de matiz producen grandes divergencias. Por otra parte, aquí entra en juego otra cosa más pedestre, que es que yo no tengo miles de manuscritos interesantísimos entre los que decidirme. De hecho está siendo bastante complicado dar con manuscritos solventes que además me interesen. A esto se suma que luego los tienes que cuadrar para que el catálogo no sea repetitivo.

Me estoy encontrando con libros que me gustan pero que son demasiado afines entre sí, así que alguno se quedará fuera para evitar que el conjunto salga perjudicado.

Si no estoy mal informado, son ocho los libros que correrán bajo tu responsabilidad. Se dice que un editor es su catálogo. Me pregunto si con esos ocho libros has intentado -o intentarás- completar una imagen cabal de tu propia poética o visión de la literatura. O si para algo así harían falta varios años de edición.

Confieso que huyo de tener poéticas o visiones clarísimas de lo que es la literatura. Sería muy aburrido escribir (y leer) si así fuera, y perdería para mí el sentido. Entiendo que el arte tiene mucho de indagación y de refutarse a sí mismo, incluido el refutar esto último de que todo se tenga que estar problematizando. No sigo por aquí, porque entro en bucle. Esto no quiere decir que no tenga ideas o preferencias. Pero estoy abierta a que un libro o cualquier otra cosa las deshaga. Concibo esto de la cultura, y de la vida en general, como un diálogo, y en los libros busco que haya preeminencia de este diálogo por encima del mero sonar literario, que también me parece legítimo y necesario, pero que es un camino más trillado. Y con respecto a tu última cuestión, la de si un año da para que un catálogo adquiera solidez, pues quizás no. Pero es que la nueva etapa de Caballo de Troya pasa porque esta no sea una editorial al uso, sino un experimento.

Como autor, todos hemos sufrido rechazos o silencios, o al menos la sensación de que nuestro futuro dependía de alguien: el editor. ¿Cómo te sientes al haberte pasado al enemigo?

Publiqué mi primer libro porque Mercedes Cebrián insistió en que se lo llevara a un tal Bértolo (yo estaba fuera del circuito y no sabía quién era nadie). De otro modo no lo habría movido; pensaba que nadie publicaba libros de relatos de autores desconocidos, y menos tan cortos. Te cuento esto porque no tengo la sensación de haberme pasado a ningún bando distinto al que estoy desde el principio, y que para mí ha sido el bando amigo. Por otra parte, todos afrontamos mal los rechazos, pero yo pienso que cuando un editor te rechaza un libro lo más probable es que te esté haciendo un favor aunque de primeras no lo vivas así, pues muy posiblemente la negativa se deba a que el libro es malo. Y con el tiempo uno se avergüenza de haber publicado un libro malo. También los editores meten la pata, hay casos sonados, pero tiendo a pensar que si tu libro merece la pena, te vas a topar antes o después con alguien que quiera publicarte. A veces se pasa por alto que los editores y editoras suelen ser buenos lectores. Los criterios pueden diferir y de hecho difieren, pero un buen lector sabe desde dónde está leyendo.

¿Calculo que para publicar ocho manuscritos habrás tenido que decir no a unos ochenta…? ¿Cómo planteas esa negativa a un autor que te ha enviado su manuscrito?

A bastantes más que a ochenta. El proceso es el siguiente: primero se hace una criba. Una criba, lo digo para quien no lo sepa, es leer las primeras páginas de un manuscrito para decidir si te lo lees entero. Aproximadamente el noventa y siete por ciento de los libros que me han llegado han sido descartados en esta primera lectura. Para alguien ajeno al mundo editorial esto siempre suena muy mal, ¡cómo puede ser que se valore un manuscrito leyendo sólo las primeras páginas! Sin embargo, cualquiera que trabaje en una editorial y que haya hecho cribas sabe que esta primera cata suele ser bastante justa. Un porcentaje grande de los libros que llegan tienen faltas de ortografía y sintaxis, amén de estar cuajados de tópicos y cursiladas, de acercarse a la novela juvenil o de ser memorias de vida donde el autor o autora confunden lo importante que han sido determinados acontecimientos vitales y/o históricos con la pertinencia literaria. También te encuentras con personas que mandan sus libros sin saber adónde los están mandando. A Caballo de Troya llegan novelas románticas, autoayuda y cosas por el estilo. ¡Hasta un manual de la ESO han enviado! Y luego hay un porcentaje menor de manuscritos que, estando bien escritos, los descartas rápidamente porque no te convence el tono, no te interesan las ideas que te cuentan, ves que son sólo correctos o sencillamente tienen un arranque muy previsible. Hay mucho libro televisivo, que empiezan del mismo modo que una serie o una película. Con escenas que podrían estar protagonizadas por Tom Hanks. Toda esta mímesis no consciente del lenguaje del cine y la tele no me interesa. Los que te llevas a casa son, además de los que te gustan, los que te plantean dudas. A los autores y autoras de estos libros que caen en la primera criba no les escribo yo. Se les manda una carta tipo. Y al resto, en el caso de que les conozca personalmente, les voy contestando conforme voy decidiendo, y procuro explicarles someramente por qué he descartado sus obras. Si no les conozco también se le contesta con una carta tipo.

No quiero ni pensar la de amigos, conocidos y pseudo-conocidos que pueden ponerte en un buen aprieto enviándote su original…

Bueno, los amigos que me han dado sus manuscritos me conocen lo suficiente como para no haberse hecho demasiadas ilusiones, y los conocidos y pseudoconocidos son sólo eso. Si deciden cabrearse ante una negativa no me van a quitar el sueño.

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