Entrevista a propósito de Una pareja feliz

Por Patricia Ginovés para El Día Opinión de Tenerife

Publica Una pareja feliz tras seis años de silencio narrativo. ¿Estuvo inmersa en su escritura durante todo ese tiempo?

Estuve escribiendo mi tesis y teatro, así que estuve menos centrada en la narrativa. Aunque ya estaba pensando en la novela, he trabajado en ella más en los últimos años.

Afirma que no sabemos nada del amor pero se ha atrevido a escribir sobre ello. ¿Tiene ahora una visión más clara sobre este tema?

Tras escribir la novela he comprendido que el amor no es un pensamiento que pueda ponerse en palabras. Creo que todo gira alrededor de la razón poética y no en torno a una estructura racional y lineal. Por eso también la novela cuenta con una estructura que no es lineal sino fragmentada y que da más importancia a los espacios. Los espacios nos ofrecen una visión muy sensorial y por ahí podemos empezar a entender algo tan importante como el amor.

Precisamente los lugares en los que transcurre la historia son un personaje más de la novela. ¿Podrían existir todos esos capítulos sin usted haber vivido durante doce años en Estados Unidos?

No. Además, Estados Unidos es un personaje más; de hecho es un protagonista. En parte esta es una relación de una mujer con ese país y con todo lo que representa. Si yo no hubiera conocido ese lugar de una manera tan directa no habría podido escribir la novela.

Además, se trata de un país muy diferente del que usted proviene, algo que también se ve reflejado en la novela, cuando hay cosas que la protagonista no comprende de las costumbres y del propio comportamiento amoroso al otro lado del Atlántico.

Es un país que nos tiene totalmente colonizados. Cuando yo volví a España me sorprendió que tantas celebraciones norteamericanas se hubieran establecido de una manera tan fuerte en tan poco tiempo, como Halloween o el Black Friday. Hay una relación de superioridad y colonialismo que es muy importante para esta historia de amor y desamor que vive la protagonista.

Incluso situando a la protagonista dentro del país, también experimenta esa superioridad incluso dentro de su propia relación.

Sí. Es parte de ese lugar. Esta novela busca despojar a la realidad de lo que no es. Por eso el deslumbramiento del que hablo está relacionado por ese colonialismo de Estados Unidos y la protagonista, y con ella yo como autora, vamos limpiando. Es un trabajo muy fuerte en la concepción de quién es ella y de lo que le interesa o no lo interesa, fuera de lo que le han dicho que le tiene que interesar.

¿Podría la protagonista realizar ese viaje en otro lugar que usted conoce también muy bien, en España?

Creo que en España podría haber algunos lugares que se presten a ello pero los lugares que yo elegí creo que forman parte de la conciencia colectiva y esta novela muestra lo que esta conciencia nos ofrece. Yo jugaba con las expectativas de los lectores y creo que sería difícil transportar eso a España. Todo el mundo conoce varias cosas de Nueva York, de Los Ángeles o de Las Vegas. En el caso de La Moraleja, en Madrid, yo tengo una idea clara de lo que es, pero no tengo claro que todo el mundo piense igual. Me interesa mucho jugar con las expectativas y con el conocimiento de la gente. Por eso también situé una parte más alegórica de la novela en un sitio inventando, en Quaquanantuck. Es un pueblo que no existe, aunque sí está basado en pueblos de Los Hamptons. Cartago sí que es un lugar real pero es también de los menos conocidos y por eso hace referencia también a la parte más literaria de la novela.

Junto con esos lugares, la otra protagonista de la novela es la Pareja. Toda una institución que usted pone en crisis y, ¿también lo está en la vida real?

Sí, la Pareja es una institución que está en crisis, sobre todo porque es una institución que no ha evolucionado como debería haberlo hecho. Eso no quiere decir que yo no crea en el amor, en el compromiso o en una serie de cosas que me parece que pueden hacer una pareja exitosa. Sin embargo creo que, sobre todo en el caso de las mujeres, que se nos ha puesto esta especie de losa sobre nuestros hombros que nos indica que el fin de nuestras vidas es enamorarse. Esa es la pareja que yo quiero poner en crisis y por eso e la gran búsqueda del amor que realiza esta protagonista es la del amor propio y solo en el momento en el que es capaz de amarse a sí misma puede tener una vida plena. Para mí, la clave de la novela es el amor que la protagonista encuentra en ella misma.

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